¿Tienes un bloqueo mental? 2 meditaciones + 1 ejercicio mindful para gestionarlo

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¿Sabes conducir? Pues entonces seguro que alguna vez se te ha calado el coche.

Y me apuesto también algo a que fue en un momento apuradillo, por ejemplo, saliendo de un semáforo en una cuesta como las de San Francisco. Los coches pitando, y tú, que no aciertas a arrancar otra vez.

Luego te ríes, pero en el momento… ni un poco.

A veces la cabeza «se cala». Un día de pronto dice «hasta aquí hemos llegado» y tú, aunque trates de pensar, no puedes.

  • Tienes que tomar decisiones sencillas pero te ves incapaz.
  • Debes resolver una situación (un examen, una presentación en el trabajo) y… te has quedado en blanco.
  • Necesitas estudiar pero en tu cabeza no entra una palabra más. ¡Ni siquiera entiendes lo que estás leyendo!

Tu mente ha frenado en seco y no consigues arrancarla.

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Mientras te preguntas qué pasa y tratas de solucionar el desastre, te entra la ansiedad y ¡ya está liada!

Posiblemente lo que te ocurre es que tienes un bloqueo mental. A veces pasa y no es agradable. Si es repetitivo o muy largo, puede tener consecuencias psicológicas y físicas.

Afortunadamente, se puede aprender a manejar ese tipo de situaciones y a comprender el funcionamiento de la mente para tratar de que no suceda más. El mindfulness y la meditación son prácticas muy útiles para eso.

Pero vamos a entender un poco mejor qué es y por qué se produce un bloqueo mental.

✅ ¿Qué es un bloqueo mental?

Pues a lo mejor te sorprende un poco lo que te voy a decir, pero un bloqueo mental es básicamente un mecanismo de defensa.

¿Defensa? ¿Ante qué?

Defensa ante pensamientos o sentimientos que pensamos que van a hacernos daño. Las personas reaccionamos de maneras diferentes ante aquello que nos perturba.

Una de esas maneras es luchar contra ello e iniciar una batalla que no acaba nunca.

Si haces eso, la consecuencia es que te agotas psicológicamente porque no ves resultados (te recomiendo que leas este post sobre Técnicas de meditación para dejar de luchar con tu mente).

Otra forma es levantar un muro, es decir, bloquear la mente para protegerte de algo que piensas que va a ser un mal mayor.

Puede haber distintos detonantes:

  • Ansiedad, depresión u otras patologías.
  • Situaciones traumáticas o dolorosas.
  • Sentimiento de culpabilidad.
  • Falta de valoración y autoconfianza.
  • Mala gestión de las emociones.

La cuestión es que en todos esos casos, cuando el cerebro entiende que le aprietan las clavijas, responde «desconectándose».

«¿Qué me pasa? ¿Tengo un bloqueo mental?». Identifica las señales

Lo primero que notas es que no logras pensar como lo harías normalmente.

  • Te cuesta organizar tus pensamientos.
  • Te cuesta valorar opciones y situaciones.
  • Te cuesta decidir.

Las sensaciones que tienes no son agradables: notas la cabeza espesa y los pensamientos se vuelven pesados y lentos. Tienes encima una niebla permanente que no te deja ver con claridad.

Y no avanzas. Por mucho que te esfuerces no consigues salir de la inacción.

Y es muy desagradable.

De todas formas, como en todo, hay grados.

Puede que esto te haya sucedido alguna vez de forma puntual y lo hayas resuelto sobre la marcha. Hay muchos motivos en el día a día que pueden provocar un bloqueo: una situación de estrés, por ejemplo.

Una vez que se deshace el «nudo», todo continúa adelante y «aquí no ha pasado nada».

Pero si los bloqueos se repiten con frecuencia o duran mucho tiempo, pueden ocasionarte un problema que hay que afrontar.

👉 Lo que sucede en tu mente cuando se bloquea: el secuestro de la amígdala

No, esta amígdala no tienen que ver con las que tienes en la garganta y que te duelen cuando se inflaman.

Por si no la conoces, te la presento: la amígdala es una estructura situada en el lóbulo temporal del cerebro y que controla las reacciones emocionales.

Las personas tenemos un sistema emocional formado por:

  • El hipocampo.
  • El hipotálamo.
  • La corteza orbitofrontal.
  • La amígdala.

Este sistema es el que regula las respuestas emocionales ante cualquier estímulo.

¿Recuerdas si alguna vez te has enfadado tantísimo que has salido de la habitación dando el portazo más fuerte que podías?

¿O te has frustrado estudiando y has lanzado el libro contra la pared?

¿O te has enfadado con tu hermano y le has dicho «maravillas» sin ningún tipo de filtro?

A eso que a todos nos ha pasado alguna vez, el psicólogo Daniel Goleman lo llama «el secuestro de la amígdala».

Es decir, reaccionamos sin control y de forma desproporcionada a causa de una emoción muy fuerte, porque la amígdala toma el mando. Secuestra tu cerebro y el resultado es una acción irracional y sin lógica.

¿Y qué tiene que ver esto con al bloqueo mental? Tiene que ver.

¿Recuerdas que antes te dije que el bloqueo era una respuesta defensiva de nuestro cerebro?

Tiene su origen en la necesidad de supervivencia y de reaccionar de forma instintiva (e inmediata) ante una situación de amenaza o riesgo.

Hace miles de años, si te perseguía un mamut, tu cerebro reaccionaría inyectando adrenalina y cortisol en tu torrente sanguíneo para facilitar una reacción «sin pensar». Porque a lo mejor si pensabas mucho no te salvabas.

Hoy, una situación de estrés intenso (que puede ser desde la pérdida de un familiar, hasta un examen de oposición) dispara una reacción similar. Que vale, un examen no va a acabar contigo como lo haría un mamut, pero te expone y te hace sentir indefenso.

Entonces, la amígdala toma el mando y bloquea la respuesta cerebral: te deja en manos de tus emociones.

¿Vas comprendiendo qué ocurre en tu cerebro cuando se produce un bloqueo mental?

✅ Cómo superar un bloqueo mental: el método RAIN + 1 ejercicio en 5 pasos

Cuando te encuentras de lleno en un bloqueo, lo primero que hay que hacer es intentar aflojarlo para que vaya cediendo poco a poco.

Una manera de hacerlo es a partir de la práctica de la autocompasión (entendida como una forma de amor a ti mismo. Si quieres echa un vistazo a este post donde te explico un poquito más sobre cómo quererte a ti mismo).

Yo tengo una autora de referencia, Tara Brach, que tiene una forma de abordar la autocompasión a la que llama RAIN.

RAIN es lluvia en inglés, pero también es un acrónimo de Recognize, Allow, Investigate and Nurture. Y el nombre de una herramienta mindful muy útil.

Cuando estamos bloqueados y nos resulta muy difícil sentir compasión hacia nosotros mismos, podemos recurrir a la meditación RAIN para activar la autocompasión.

Los 4 pilares en los que se basa son estos:

  1. R, de reconocer lo que está pasando: hay que ser conscientes de los pensamientos y sentimientos que nos afectan como primer paso para poder gestionarlos.
  2. A, de aceptarlo: no hay que pelear contra lo que sentimos ni las emociones que estamos percibiendo. No hay que tratar de controlarlas, ponerles freno o juzgarlas. Hay que aceptarlas para facilitar que fluyan.
  3. I, de investigar y profundizar: se trata de enfocar la atención hacia el momento presente y lo que estamos experimentando. Es una forma de conectarnos con lo que nos está lastimando.
  4. N, de nutrirnos y llenarnos de autocompasión: de manera intencionada nos llenamos con nuestro propio amor. Nos comprendemos, no nos juzgamos y con mucho cariño tratamos de recomponer el daño.

La meditación de la autocompasión es muy efectiva y te la recomiendo muchísimo para empezar a trabajar en el desbloqueo de tu mente.

Si quieres, anímate y prueba esta meditación guiada en la que te ayudo a fortalecer tu autoestima mediante la compasión y el cariño hacia ti mismo.

Después de cultivar la compasión con el ejercicio RAIN, podemos ponernos manos a la obra con pequeñas acciones «desbloqueantes» como la que te explico a continuación:

👉 1. Ejercicio 5, 4, 3, 2, 1 contra el bloqueo mental

Ya verás qué sencillo y qué práctico, como todo lo que trato de darte.

Para empezar, coge un folio, dibuja 5 columnas y numéralas.

Esto es lo que vas a poner en cada columna:

  • En la primera escribe cosas te gustaría conseguir y que crees que serían posibles de hoy en 5 años.
  • Para cada una de esas cosas, marca metas menores que puedas lograr en 4 meses y que te vayan acercando a tu objetivo final, como si fuesen estaciones en el camino.
  • Ahora marca hitos de 3 semanas para cada una de esas metas. ¿Ves cómo te vas acercando?
  • En la siguiente, trata de anotar cosas que puedas tener hechas en el plazo de 2 días y que, como las otras, te acerquen a tu objetivo mayor.
  • Último paso: ¿hay algo que puedas hacer ya? Tienes 1 hora para lograrlo.

¿Qué, cómo te sientes?

Ponerse en movimiento con ejercicios como este es una forma de desbloquearse que funciona.

Si lo necesitas, ayúdate de nuevo con el gesto compasivo o con el enfoque de RAIN. Repetir los ejercicios te fortalece, pero lo más importante es que te comprometas contigo mismo a  a salir del bloqueo y avanzar.

👉 2. El bloqueo mental como oportunidad para cambiar

Y ahora te voy a dar otro enfoque: ¿y si ese bloqueo mental fuese en realidad una oportunidad de cambio que necesitas?

¿Cómo te has quedado?

A veces hay cosas desagradables (y los bloqueos lo son) que en realidad te avisan de algo más. Por eso merece la pena pararse un momento y dedicarle algo de atención.

Si, como hemos dicho, un bloqueo mental es un mecanismo de defensa ante una supuesta agresión. Quizá te está protegiendo de algo que te podría superar. Antes de ponerte en peligro, tu mente se cierra.

Simplemente es que a veces puede haber emociones muy fuertes que no estamos preparados para gestionar en ese momento. Un bloqueo mental nos tiene que llevar a reflexionar sobre cuáles son nuestros puntos débiles.

Si aprovechamos la ocasión para pensar tranquilamente y profundizar en cómo estamos gestionando los pensamientos y los sentimientos, podemos convertir ese episodio de bloqueo en un punto de inflexión hacia otra manera de hacer las cosas.

Al fin y al cabo, como te he comentado en otras ocasiones, se trata de aprender a dejarse fluir en los acontecimientos de nuestra vida. Los «atascos» de todo tipo aparecen cuando no dejas que todo fluya, sino que:

  • Te pones en tensión.
  • Te enfadas.
  • Te rebotas.
  • Te pones todavía más tenso a causa del enfado y el rebote.

Y, en definitiva, no aceptas tu pensamiento/sensación/sentimiento tal cual es, y no le haces un sitio en tu vida para tratar de comprenderlo mejor. Y créeme: no funciona. En este post te explico mejor cómo aprender a fluir.

En este vídeo guío una meditación para ayudarte a bucear en ti mismo y en tus sensaciones, a través de una visualización. Te invito a que lo hagas porque creo que te puede resultar muy útil.

Como habrás visto si has hecho la meditación, cuanto más te conozcas a ti, cuanto más vuelvas una y otra vez a ese pozo a lanzar tu pregunta, más respuestas te irán llegando.

✅ Pasa a la acción y libera tu mente de bloqueos

Espero que con lo que has leído en este post te sientas más preparado y más fuerte para afrontar un bloqueo mental, si te sucede en algún momento.

Igualmente, te recomiendo muchísimo que incluyas prácticas de meditación en tu día a día. La meditación te irá proporcionando herramientas para gestionar situaciones como esta.

Puedes iniciarte si quieres con nuestro mini-curso gratuito Los 4 Fundamentos de El Arte de Meditar, basado en mi método El arte de meditar de manera que funciona, donde irás paso a paso incorporando meditaciones muy prácticas y técnicas útiles para controlar los remolinos emocionales. Así que ¡estás invitado!

Si te ha gustado este post ¿lo compartirías en tus redes sociales? Así me ayudas a divulgar contenidos útiles y dar a conocer el mindfulnes y la meditación 😉

¡Anímate!

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