¿Tienes la cabeza a mil por hora? ¿No puedes dejar de pensar?
A veces se cuela un pensamiento en tu cabeza y empieza a dar vueltas y más vueltas dentro de ella. Si consigues pararlo es solo durante un rato, porque luego regresa con más fuerza y sigue bombardeándote.
Te genera ansiedad, duele, te hace sentir fatal pero… ahí está, parece que fuera imposible hacerlo desaparecer.
Por algo en psicología los llamamos «pensamientos recurrentes».
Pocas cosas perjudican más la calidad de vida y la salud que vivir luchando en las arenas movedizas de los pensamientos recurrentes. sobre todo cuando se enfocan en:
- El pasado.
- El futuro.
- Las dudas.
- Las emociones dañinas.
Pero no desesperes porque, si entiendes qué son y cómo funcionan, podrás aprender a gestionarlos para que te dejen vivir en paz.
¿Preparado para plantarles cara? Vamos allá.
✅ ¿Qué son y cómo funcionan los pensamientos intrusivos o recurrentes?
Los pensamientos recurrentes son esos pensamientos que entran en tu cabeza (por el motivo que sea) y empiezan a dar vueltas y más vueltas sin que encuentres la manera de pararlos…
Por eso también hablamos de pensamientos rumiantes. Porque aunque no eres una vaca, te pasas el día rumiando como ellas.
Ellas rumian la hierba que se acaban de comer y tú rumias pensamientos. Y normalmente, se trata de aquellos menos agradables y que más daño te hacen.
Rumiar es pensar y pensar mil veces en lo mismo. Es un hábito que deja la puerta abierta a los problemas de ansiedad, estrés o depresión.
La palabra «rumiación» se utiliza en psicología para referirse al bombardeo constante de pensamientos recurrentes y obsesivos. Estos pensamientos son la epidemia de este siglo y te hacen ir por la vida con la cabeza fuera de control.
Te pones a «mascar» pensamientos como si fueran chicle. Es algo que no te lleva a ningún lado, pero te enreda y crea un efecto bola de nieve que cada vez te deja más agotado.
Por eso la rumiación es la base de todos los problemas psicológicos.
Nadie quiere vivir atrapado en una mente llena de este tipo de pensamientos, porque aparte de que generan malestar e infelicidad, son la entrada a problemas psicológicos más graves y también a unos cuantos problemas físicos.
Consecuencias de los pensamientos recurrentes
Es una y otra vez lo mismo. Ese pensamiento que rebota en tu cabeza todo el rato y al que no sabes poner freno. Pero… es solo un pensamiento, ¿no?
Muchas veces no le damos la importancia debida a la rumiación y simplemente pensamos que somos así. 🤷♂️
Pues fíjate en todo lo que provoca en ti la rumiación.
👉 1. Los pensamientos recurrentes y la ansiedad
Lo que más sesiones de terapia, más paciencia, más constancia y más confianza requiere no es la ansiedad en sí, sino superar el miedo a que la ansiedad regrese.
Si has tenido un ataque de ansiedad, lo vivido es una experiencia que queda guardada. Tu sistema está sensible a ello y basta recordarlo para ponerte ya en tensión.
Solo hay una opción que te va a sacar de ese bucle: ser capaz de convivir con ese miedo, sin luchar contra él ni prestarle especial atención.
Entiendo muy bien que ahora mismo tu «yo interior escéptico» esté riéndose a carcajadas: «¿Qué me estás contando, Alba? Eso que dices es imposible».
No lo es.
De cada 10 personas que he atendido en terapia por algún problema relacionado con la ansiedad, 6 recibieron el alta terapéutica porque se entrenaron para gestionar ese miedo. Gracias a eso se liberaron de las garras de la ansiedad.
Es importante que tengas esto en cuenta porque:
Todos tenemos que lidiar de alguna manera con la sensación de ansiedad.
Sin embargo, no todos vamos a desarrollar un trastorno de ansiedad. ¿Por qué? Porque depende de cómo gestionemos unas cuantas cosas:
- La sensación de ansiedad propiamente.
- Los pensamientos recurrentes relacionados con la ansiedad.
- Los pensamientos recurrentes relacionados con el miedo a la ansiedad.
La diferencia está en si se utilizan mecanismos de huida o estrategias de aceptación. Por eso aprender técnicas de mindfulness es de enorme utilidad.
👉 2. Los pensamientos recurrentes y la depresión
Es muy importante entender que la depresión no es un virus que te atrapa de repente.
Nadie «coge depresión» como si cogiese un catarro.
La depresión de desarrolla rumiando, se mantiene rumiando y se supera dejando de rumiar.
La depresión te saca de ti mismo y te desconecta de tu vida. La forma de salir de ella es dejando de rumiar los pensamientos recurrentes y teniendo muchísimo coraje para ir, pasito a pasito, reconectándote con el aquí y el ahora.
La curación de la depresión tiene solo dos pilares:
- Menos mente.
- Más vida.
Los pensamientos recurrentes vendrán una y otra vez, pero rumiarlos o no rumiarlos está en tu mano. Es una elección, quizá una de las más importantes que tienes que tomar.
👉 3. Los pensamientos obsesivos y las imágenes mentales dolorosas
Los pensamientos obsesivos y las imágenes mentales dolorosas son síntomas del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) o de una personalidad obsesivo-compulsiva.
En ambos problemas psicológicos hay un alto componente de pensamientos rumiantes que atacan sin compasión ahí donde más te duele.
Estas son las obsesiones más habituales sobre las que una persona genera pensamientos recurrentes:
- Miedo a volverse loco.
- Pensamientos sobre la muerte
- Imágenes de alto impacto emocional, como la posibilidad de suicidarse.
- Preguntas sin respuesta.
- Pensamientos sobre el pasado.
- Pensamientos de culpa.
- Pensamientos sobre hacer daño a alguien.
Da igual que el pensamiento no sea cierto o racional. Solo el hecho de albergarlo en tu mente te genera dolor o ansiedad, así que la reacción es luchar contra él. Lo malo es que esa batalla mental atrae más pensamientos del mismo tipo.
Es una rueda.
Si tu pensamiento obsesivo alguna vez te deja tranquilo, aparecerá más adelante por otro motivo, porque la dinámica «pensamiento-rumiación-malestar-lucha» está abierta y puede repetirse un millón de veces si no eres capaz de manejarla.
👉 4. Los pensamientos recurrentes y el estrés
El estrés es una respuesta natural de tu mente. Aparece cuando esta percibe que una situación demanda de ti más de lo que en ese momento puedes dar.
El estrés es sano. Al cuerpo no le pasa nada por estresarse en algún momento. De hecho, hasta le viene bien. Como se suele decir, es síntoma de que «tienes sangre en las venas».
El problema aparece cuando el estrés se prolonga indefinidamente y sientes que no hay descanso. Vas a mil por hora y no sales de ese estado: todo el tiempo tienes que dar más de lo que sientes que puedes dar. No te concedes una tregua para recuperarte.
Cuando eso sucede, el cortisol (que es la hormona del estrés) invade tu organismo. Entonces tu sistema nervioso se desestabiliza y comienzan los síntomas.
En un primer momento esos síntomas pasan desapercibidos. El cuerpo los obvia para ahorrar energía y así poder mantenerse en su eterna carrera diaria.
Sin embargo, cuando tu cuerpo empieza a estar desequilibrado por el estrés comienzas a notar que:
- Te cuesta más reírte.
- Tienes menos libido.
- Es más difícil mantener la concentración.
- Padeces olvidos frecuentes.
- Notas pérdidas de memoria.
- Aumenta la irritabilidad y el mal humor.
- Cada vez tienes menos paciencia.
Y a partir de ahí… el efecto dominó. Cuando el estrés se mantiene en el tiempo empezamos a hablar de distrés o estrés patológico. Las consecuencias de esto son más preocupantes:
- Ansiedad.
- Bajones anímicos.
- Sensación constante de miedo.
- Dolor de cabeza.
- Mareos.
- Problemas digestivos.
Y una larga lista de somatizaciones mente-cuerpo.
Encontrarte en ese estado puede provocarte además problemas en tus relaciones, porque debido al estrés no eres precisamente la mejor compañía. Eso no facilita las cosas.
Así que, por ti y por tu gente, si te has sentido identificado con esta rueda haz algo para cambiar antes de que el daño sea más grande y te resulte más difícil desandar todo el camino que has recorrido.
Los síntomas que puedas notar son avisos.
Párate, piensa sabiamente y pon los medios para prevenir que la situación vaya a más.
El mindfulness lleva aplicándose desde 1979 para reducir el estrés y la ansiedad. Los programas basados en la atención plena (Mindfulness Based Stress Reduction, o MBSR) obtienen resultados excelentes y están respaldados por numerosas investigaciones científicas.
👉 5. Cómo afectan estos pensamientos a tu autoestima
Hay una metáfora muy extendida que explica que las relaciones son como una planta. Normalmente se utiliza para referirse a las relaciones de pareja, pero podemos usarla también para explicar la relación que mantenemos con nosotros mismos.
A una planta (igual que a una relación) tienes que:
- Alimentarla: agua y abono según sus características. No todas las plantas necesitan lo mismo.
- Mimarla: con cariño crecen mejor y más fuertes.
- Darle lo mejor: luz, ubicación y temperatura… Cuanto más cuidada esté tu planta, más crecerá.
Lo pillas, ¿verdad? Disfrutas más de tu planta-mascota-trabajo-relación (elige lo que prefieras) cuanto más te implicas en cuidar de ello.
Entonces, ¿por qué no pones el mismo esfuerzo en cuidar la relación contigo mismo?
Porque si con alguien eres crítico, seguro que es contigo:
- No respetas tus tiempos.
- No escuchas a tu cuerpo.
- No prestas atención a tus emociones.
- No te tratas con cariño.
- No te dices las cosas que le dirías a una persona a la que quieres.
Es decir, quieres sentirte mejor (todos lo queremos) pero no dejas de tirar piedras contra tu propio tejado.
¿Y quién lo paga? Tu autoestima.
No es posible tener una buena autoestima si estás rumiando todo el día que no vales para nada, y que no vas a ser capaz de hacer esto o lo otro porque los demás son mejores que tú.
Si te interesa mejorar tu autoestima te recomiendo que te leas este post, en el que te doy unas cuantas claves mindfulness que tu nivel de autoestima va a agradecer mucho.
✅ Dos cosas que se suelen hacer para manejar los pensamientos recurrentes (una funciona y la otra no)
Ya has visto la cantidad de consecuencias negativas que puede haber cuando entras en la rueda de los pensamientos recurrentes.
Ellos cada día son más fuertes y tú cada día te sientes más pequeño y más débil, así que lo normal es que busques la manera de ponerle freno a esa situación.
Pero no todo vale. Voy a empezar por contarte un par de cosas que la gente suele hacer y que no funcionan más que para perder un tiempo muy valioso:
- Te gastas dinero en libros de autoayuda que te prometen que vas a eliminar los pensamientos recurrentes.
- Sigues en Instagram a coaches que lanzan mensajes bonitos que prometen cambiar tu vida, pero solo te inspiran durante dos segundos.
Nada de eso va a ayudarte de una manera real.
Y ahora te voy a contar lo que sí puedes hacer para dejar de discutir con tu cabeza (y mantener a raya los pensamientos recurrentes).
El camino más simple tiene dos pilares:
- Dejar de rumiar (o sea, dejar de maltratar tu planta).
- Comprometerte en cultivar tu relación contigo mismo (alimentar tu planta para que crezca).
Este es un método eficaz, porque discutir con tu cabeza es un camino cansado, inútil y un generador constante de tensión interna. Y nunca acabas de ver resultados reales.
Si no dejas de rumiar vivirás siempre luchando. O te convertirás en un consumidor de material de autoayuda que no traduce lo que lee en acciones. Leer cosas positivas no te lleva a ningún lado y no te va a dar la autoestima que buscas.
Y para dejar de rumiar, que es lo que en definitiva te interesa, tienes un camino sencillo: empieza a incorporar a tu vida técnicas de mindfulness. Si aún no sabes lo que el mindfulness puede hacer por ti, aquí te explico sus principales beneficios.
Verás qué cambio.
✅ Pasa a la acción y empieza a desengancharte de los pensamientos negativos
Te he explicado el panorama de la manera más objetiva posible. Pero lo que más me interesa es que sepas que hay un antídoto.
Se puede llegar a vivir, en el sentido más amplío de la palabra, sin estar sometido a la «dictadura» de los pensamientos recurrentes.
Si quieres dejar de luchar contra tu mente puedes hacerlo. Comienza a practicar con técnicas sencillas de meditación mindfulness. Puedes leer este post, donde te lo explico en profundidad.
Y si te interesa iniciarte ya, me gustaría invitarte a nuestro mini-curso gratuito sobre Mindfulness y Ansiedad, en el que tratamos temas como cuál es el origen de la ansiedad, cuáles son sus activadores y qué ejercicios puedes hacer para aprender de ella.
Súmate a nosotros y tendrás a diario emails inspiradores con una píldora mindful para tu día a día, dos microejercicios de mindfulness y mi meditación favorita para soltar pensamientos.
¿A que suena bien?
Empieza hoy a tomar las riendas de tu mente.